domingo, 30 de marzo de 2014

TARDE DE TOROS EN HUELMA, AÑOS 70:

                                                                                        Fotografía gentileza de Miguel Angel López Vico

miércoles, 26 de marzo de 2014

ANA Mª LÓPEZ VICO Y SU HERMANO DOMINGO LÓPEZ VICO, HUELMA AÑOS 30:

                                                                            Fotografía gentileza de Ana Mª López Vico

domingo, 23 de marzo de 2014

ÚLTIMO TRABAJO PUBLICADO DEL HUELMENSE JUAN MARTOS QUESADA, DOCTOR EN FILOLOGÍA SEMÍTICA Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID:

       
LA MEDICINA NAZARÍ EN EL SIGLO VIII/XIV:  VIDA Y OBRA DE MUḤAMMAD AL-ŠAQŪRĪ  
Juan MARTOS QUESADA Universidad Complutense de Madrid    
1. CIENCIA Y MEDICINA EN EL REINO NAZARÍ DE GRANADA
Tras la caída del imperio almohade, al-Andalus se ve reducido al reino nazarí de Granada (629-897/1232-1492), ejemplo de habilidad diplomática de un pequeño reino que supo sobrevivir durante tres siglos a las amenazas de los reinos cristianos del Norte y de los imperios norteafricanos en su frontera sur.1 Es un periodo marcado tanto por la inseguridad militar como por la inestabilidad política en su interior, inseguridad que se traduce en un deterioro de la actividad científica. El Estado, pendiente de la defensa de sus fronteras, no ejerce un claro apoyo a la actividad científica, lo
                1 Sobre el reino nazarí, véase la obra de conjunto de Arié, R., El reino nazarí de Granada, Madrid, 1992.
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cual se traduce en una emigración de científicos, atraídos por las promesas de los reyes cristianos y de los gobernadores del Norte de África, entre ellos los de Tremecén. Por otra parte, aunque se intensifican los contactos con los reinos cristianos y con el Magreb en su conjunto, se pierden los que se tenían con Oriente, fruto de la invasión de los mongoles de las tierras del Islam. La iniciativa científica se pierde para pasar a los reinos cristianos del Norte a partir del siglo VII/XIII, con la política científica de Alfonso X. Por otra parte, el desarrollo científico que nace en la España cristiana del siglo VII/XIII parece haber repercutido en la Granada nazarí, dándose un fenómeno, denominado por García Ballester “reflujo de la escolástica”,2 que se traduce en una introducción en al-Andalus de una cultura científica elaborada en la Europa cristiana, en la Baja Edad Media, sobre la base de materiales procedentes del mundo árabe. En suma, la cultura que se vive en este periodo es una cultura enciclopedista, en vez de una cultura de la especialización y creativa, impulsada, quizás por pasar la transmisión cultural y la educación, en gran medida, de la mezquita a la madraza. De todas formas, no hay que olvidar que la actividad científica que se va a desarrollar en la Europa occidental posmedieval, va a sentar sus bases en las traducciones de las principales obras científicas islámicas, tanto de Oriente como de al-Andalus. Pero, a pesar de todo, la Granada nazarí será testigo del quehacer de un gran número de matemáticos, astrónomos, médicos, agrónomos e ingenieros. Antes de nada, hay que destacar que los cambios estructurales en el aprendizaje y la actividad científica en la Granada nazarí se debieron en gran medida a la aparición de dos instituciones: la madraza y el
                2 García Ballester, L., “The circulation and use of medical manuscripts in Arabic in 16th century Spain”, Journal for the History of Arabic Science, III (1979), pp. 183-199.
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maristán. Al-Andalus no conoció hasta muy tarde el desarrollo de estas dos instituciones científicas que, ya en Oriente, aparecieron mucho antes. La madraza o centro de altos estudios dedicado, fundamentalmente, a la enseñanza de las “ciencias islámicas”, pero, como afirma J. Samsó,3 se ocupa también de la enseñanza de otras materias científicas, como las matemáticas, la astronomía, la farmacología o la medicina. Su origen se identifica tradicionalmente con el de la célebre madrasa niẓūriyya, fundada por el visir Niẓām al- Mulk en 1013-1015/1605-1607 en Bagdad. La madraza sirvió para desplazar –o ampliar- la enseñanza superior en al-Andalus desde las mezquitas y casas particulares de los profesores4 a esta institución que, aunque posiblemente existía en al-Andalus desde el siglo VI/XII, es con el reino nazarí de Granada cuando comienza su expansión por toda la Península y por el resto del Magreb,5 en especial a partir de la creación de la madrasa de Málaga por Abū ‘Abd Allāh al-Sāḥilī, en el año 734/1334, y por la fundación de la importante madrasa yūsufiyya, llevada a cabo en Granada por el sultán Yūsuf I, en el año 739/1349.6
                3 Samsó, J., Las ciencias de los antiguos en al-Andalus, 2ª ed., Almería, 2011, p. 398. 4 Acerca de la enseñanza en al-Andalus, véase Ribera, J., “La enseñanza entre los musulmanes españoles”, Disertaciones y opúsculos, Madrid, 1928, pp. 229-359; Martos, J., “La enseñanza de las ciencias en el Islam”, en Homenaje al Profesor D. Sinesio Gutiérrez Valdeón”, Madrid, 2004, pp. 333-344. 5 Al menos, a mediados del siglo XIV, existían una veintena de madrazas en África del Norte; cf. Golvin, L., “Quelques réflexions sur la fondation d’une madrasa à Grenade en 750/1349”, en Actas del XII Congreso de la UEAI (Málaga, 1984), Madrid, 1986, pp. 305-313. 6 Acerca de esta madraza, véase Cabanelas, D., “La madraza árabe de Granada y su suerte en época cristiana”, Cuadernos de la Alhambra, XXIV (1988), pp. 29-54.
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En cuanto al maristán o bimaristán, el hospital, es una institución heredada de la tradición sasánida, que se asentó definitivamente en Bagdad bajo el califa Hārūn al-Rāšid (169-193/786-809) y no se introdujo en el Magreb hasta la fundación del hospital de Marraquech por el califa almohade Ya‘qūb al-Manṣūr (579-595/1184-1199).7 La información acerca de estos hospitales en al-Andalus es más bien escasa. Obviamente, los médicos andalusíes conocieron esta institución en sus viajes a Oriente.8 El médico andalusí del siglo IV/X, Ibn ‘Abdūn al-Ŷabalī, que fue director del maristán de El Cairo, intentó convencer al califa omeya al-Ḥakam II de sus ventajas, pero no lo consiguió. En el Magreb, sabemos de la existencia de estos primeros hospitales desde finales del siglo VI/XII (Marraquech, Bugía, Fez, etc.), en donde estudiaron y trabajaron varios médicos de al-Andalus (Abū Tammām Gālib al-Šaqūrī, Ibn al-Qāsim al-Qurayšī, etc.). Hay que esperar al siglo VII/XIII para que tengamos noticias de la existencia de un hospital en 635/1238, cuando el rey cristiano Jaime I conquista Valencia.9 Lo cierto es que el sultán nazarí Muḥammad V, tras el regreso de su exilio en Fez (760-762/1359-1361), funda el maristán de Granada al que se le asignaron las rentas de un waqf. Su construcción,10 fue sólida e importante, con una estructura de dos pisos y un patio central, rodeado de naves por sus cuatro lados, abiertas al patio y cerradas al exterior. Al parecer, pronto se convirtió en un manicomio y así se conservó hasta la entrada de los Reyes Católicos en Granada en el año 897/1492.
                7 Dunlop, D. M. y Colin, G. S., “Bimaristān”, Encyclopédie de l’Islam, Leiden-París, 1960, I, pp. 1259-1261. 8 Samsó, J., op. cit., p. 399. 9 Vernet, J., La ciencia en al-Andalus, Sevilla, 2002, pp. 100-102. 10 Véase Torres Balbás, L., “El maristán de Granada”, Al-Andalus, XIX (1944), pp. 481-498; Girón, F. y García Granados, J. A., El maristán de Granada, un hospital islámico, Granada, 1989.
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En cuanto al desarrollo y ejercicio de la medicina, sabemos que esta disciplina tuvo una gran actividad en la Granada nazarí durante los siglos VII/XIII y VIII/XIV, para sufrir un drástico frenazo a lo largo del siglo IX/XV, y que los médicos de este reino fueron famosos y con un gran prestigio, que los hacía llegar a los cargos más altos, a juzgar por las palabras de Ibn al-Jaṭīb:
“La medicina, la poesía y los estudios de chancillería Son nuestros signos de gente distinguida Cualquiera de ellos eleva al rango de chambelán”11
Para tener una panorámica de la rica actividad médica granadina de los siglos VII-VIII/XIII-XIV, pasaremos revista a los principales médicos – compañeros de nuestro Muḥammad al-Šaqūrī – y a las novedades médicas a las que dio lugar la investigación científica médica en estos siglos. De los médicos de los siglos VII/XIII y VIII/XIV,12 haremos mención de los diez más relevantes, de acuerdo con las fuentes árabes: cuatro del siglo VII/XIII y seis del siglo VIII/XIV:
1.1. Siglo VII/XIII
                11 Vernet, J., op. cit., p. 121. Sobre la medicina en al-Andalus y, en especial esta época, véase Álvarez, C. y Molina López, E., La medicina en al- Andalus, Granada-Sevilla, 1999; Franco Sánchez, F., “La escuela médica šarqí (ss. XI-XIV): sociedad y medicina en el Levante de al-Andalus”, Dynamis, XXI (2001), pp. 27-54; y el ya clásico libro de Fernández Martínez, F., La medicina árabe en España, Barcelona, 1936. 12 Véase el esquema cronológico de estos médicos y las relaciones entre ellos en Puig, R., “Ciencia y técnica en la Iḥāṭa de Ibn al-Jaṭīb. Siglos XIII-XIV”, Dynamis, IV (1984), pp. 65-79; Franco Sánchez, F., op. cit., p. 42.
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Muḥammad al-Riqūṭī al-Mursī,13 médico y sabio políglota que, al ser ocupada Murcia por el rey castellano Alfonso X, en 664/1266, le construyó una madraza para que enseñara a musulmanes, cristianos y judíos; tras esta estancia en Murcia, al-Riqūṭī se desplazó a Granada, llamado por el sultán Muḥammad II, en donde fue profesor de medicina. Ibn al-Sarrāŷ,14 médico privado de Muḥammad II, que gozó de fama de ser un excelente profesional, solidario con los enfermos pobres, a los que entregaba una parte de sus ingresos. Ibn al-Raqqām (m. 714/1315),15 matemático, astrónomo, médico y alfaquí de origen murciano, fallecido en la ciudad de Bugía, a donde se trasladó tras la toma de Murcia por el rey cristiano Alfonso X en 1266. Es autor de la obra Composición sobre medicina (Ta’līf fī l- ṭibb). Muḥammad al-Karnī al-Garnāṭī,16 fallecido en el año 699/1300, profesor y médico granadino, alumno de al-Riqūṭī y maestro, a su vez, de Muḥammad al-Šaqūrī.
1.2. Siglo VIII/XIV
Ibrāhīm b. al-Zarzār,17 médico y ulema, profesor de los también médicos Ibn al-Jaṭīb e Ibn Jātima, ejerciendo los tres la medicina
                13 Torres Fontes, J., “La cultura murciana en el reinado de Alfonso X”, Murgetana, XIV (1960), pp. 121-122. 14 Franco Sánchez, F., op. cit. p. 40. 15 Carandell, J., Estudios sobre el tratado de gnomónica de Ibn al-Raqqām: la Risāla fī ‘ilm al-ẓilāl, Barcelona, 1998. 16 Franco Sánchez, F., op. cit., p. 42; Arié, R., op. cit., p. 430. 17 Vernet, J., op. cit., p. 122.
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durante la terrible peste bubónica que se declaró en el reino nazarí y en Europa durante los años 748-751/1348-1351.18 Ibn al-Jaṭīb (712-775/1313-1374),19 insigne polígrafo, autor, político y médico granadino, nacido en Loja y muerto en Fez, tras una intensa actividad intelectual, científica y política. En cuanto a su actividad como médico, es autor de numerosas obras, entre las que destacamos el Libro de práctica de la medicina para el que lo desee (Kitāb a‘māl man ṭabba l-man ḥabba) obra dividida en dos partes, dedicada la primera a las generalidades sobre las diversas enfermedades y la segunda a la descripción de las mismas; asimismo, su otra gran obra médica es el Libro de la higiene según las estaciones del año (Kitāb al-wuṣūl li-l-ḥifẓ al-siḥḥa fī l-fuṣūl), dedicada al sultán Muḥammad V, en donde se especifican las medidas que el hombre debe tomar dependiendo de su constitución, sexo, estación del año, posición de los astros, etc. Es autor también Ibn al-Jaṭīb de un poema de contenido médico-internista, titulado Poema de la medicina (Maẓuma o Urŷūza fī l-ṭibb). Muḥammad al-Šafra al-Qirbilyanī (m. 761/1360),20 médico del Levante español, nacido hacia comienzos del siglo VIII/XIV, ejerce la medicina en Guadix y Granada, bajo el sultán Abū Yūsuf al-Naṣr; posteriormente, se traslada a Fez, ciudad en la que vive un tiempo, para trasladarse definitivamente a Granada, en donde muere. Debemos                 18 La gravedad de esta epidemia de peste, tuvo como consecuencia que se escribieran, al menos, cuatro grandes tratados sobre la misma: el de Ibn al- Jaṭīb, el de nuestro autor al-Šaqūrī, el de Ibn Jātima y el de ‘Alī b. al-‘Āṣ; cf. Martos, J., “La actividad científica en la España musulmana”, Hesperia. Culturas del Mediterráneo, II (2005), pp. 137-163. 19 Como obras de conjunto sobre este famoso personaje, véase Molina López, E., Ibn al-Jatib, Granada, 2001; Puente, C. de la, Médicos de al-Andalus, Avenzoar, Averroes, Ibn al-Jatib, Madrid, 2003. 20 Renaud, H. P. J., “Un chirurgien musulman du royaume de Grenade : Muḥammad al-Šafra”, Hespéris, XX (1935), pp. 1-20.
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a este médico una magnífica obra titulada Libro de la indagación y ratificación del tratamiento de heridas y tumores (Kitāb al-istiqṣā’ wa-l-ibrām fī ’ilāŷ al-ŷiraḥāt wa-l-awrān), en donde se ocupa, en la primera parte, de las erupciones y tumores, y en la segunda, más original y dedicada al tema del que era especialista, recoge su experiencia como cirujano.21 Ibn Jātima (724-770/1324-1369),22 médico de Almería que le tocó luchar contra la epidemia de peste y a la que dedicó una obra sobre las causas y la forma de tratar a la misma (Taḥṣīl garaḍ al-qāṣid fī tafṣīl al-marad al-wāfid). Fue, además, poeta e historiador.23 Abū Tammān al-Šaqūrī (m. 740/1340),24 fundador de la estirpe de médicos y abuelo de Ibn Huḏayl y de Muḥammad al-Šaqūrī; nacido en Segura de la Sierra (Jaén), estudió en el hospital de El Cairo y ejerció la medicina en el Magreb. Ibn Huḏayl al-Tuŷībī,25 maestro de Ibn al-Jaṭīb y de Muḥammad al-Šaqūrī, nieto del también médico Abū Tammām Gālib al-Šaqūrī, que acabó convirtiéndose en médico personal del sultán Yūsuf I (m. 754/1354).    
                21 Edición y traducción española por Llavero, E., La interacción entre la medicina árabe y cristiana en el antiguo reino de Valencia. Al-Šafra, un ejemplo paradigmático, Alicante, 2005. 22 Fermat, J., “Contribución al estudio de la medicina árabe. El almeriense Ibn Jātima”, Actualidad Médica, XLIV (1958), pp. 499-513. 23 Existe una traducción de Dinanah, T., “Die Schrift von Ibn Khātima über die Pest”, Archiv für Geschichte der Medizin, XIX (1927), pp. 27-81. 24 Franco Sánchez, F., op. cit., p. 39. 25 Arjona Castro, A., Introducción a la medicina arábigoandaluza (s. VIII- XV), Córdoba, 1989, p. 52.
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2. AVANCES MÉDICOS EN LA GRANADA NAZARÍ
El ejercicio de la medicina en los últimos siglos de al-Andalus evolucionó con respecto a la practicada durante la época omeya (ss. III-IV/IX-X), durante la época de taifas (s. V/XI) y durante la hegemonía almorávide y almohade (ss. VI-VII/XII-XIII). Veamos, brevemente, de acuerdo con las últimas investigaciones, algunas características del desarrollo de esta disciplina durante los siglos VIII/XIV y IX/XV: La medicina andalusí del periodo nazarí mantiene los principios de la medicina grecolatina y árabe. Siguen gozando de prestigio Hipócrates, Galeno, al-Rāzī y Avicena. La terapéutica sigue basándose en los tres pilares tradicionales: medicamentos, cirugía y dietética. Con la llegada al trono de Muḥammad II (671-701/1273-1302), la medicina granadina alcanza un alto grado de cualificación que, sin dejar de tener en cuenta la medicina popular –como al-Šafra–, da lugar a una auténtica escuela de médicos eruditos que enseñan ahora en la madraza (al-Riqūṭī, Ibn al-Raqqām, etc.).26 Aparición de una literatura médica de divulgación, con referencia a la curación de heridas, inflamaciones, tumores, fracturas, etc. La cirugía, que había descendido en calidad desde los tiempos de Averroes y que, normalmente era practicada por cirujanos barberos, vuelve a resurgir con médicos de la categoría de al-Šafra, siendo los médicos de esta época muy diestros en cirugía menor, como la extracción de flechas o las luxaciones, como Ibn Muslim. La aparición de la peste negra de 748/1348 dio lugar a la aparición de obras sobre el tratamiento de la misma, como las escritas por cuatro grandes médicos: Ibn al-Jaṭīb, al-Šaqūrī, Ibn Jātima y ‘Alī b. al-‘Āṣ; en ellas se dan consejos para prevenir la enfermedad, el contacto con los                 26 Samsó, J., op. cit., pp. 433 y 438.
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enfermos, el tapiado de casas, el cuidado de las ropas, el uso de los utensilios, etc. En el campo de la oftalmología, se perfecciona la fabricación de gafas y lentes para la miopía y la presbicia. Los oculistas andalusíes sabían operar de cataratas extrayendo el cristalino mediante agujas metálicas, según nos señala Ibn al-Jaṭīb. En las especialidades de higiene y dietética, libros como La higiene según las estaciones del año, de Ibn al-Jaṭīb,27 son fundamentales en esta época; en el mismo se habla del influjo de los astros y las estaciones en la vida del hombre, las relaciones directas de la comida, la bebida, el aire y el ambiente en la salud y en la enfermedad, la importancia de la dieta en la edad y en los viajeros, etc. En traumatología, se avanza en la reducción de fracturas y luxaciones, así como en las fracturas del cráneo con salida de masa encefálica y para cortar las hemorragias se utilizaba agua de nieve y el cauterio para las heridas infectadas. En patología, se recomienda el cambio de clima contra las fiebres resistentes, así como para los tísicos, se lucha contra la hipotermia con baños en agua fría, se atenuaba el dolor de la gota y la artritis con cataplasmas de cólquico (suranŷān), la ciática también se trataba con emplastes de mastuerzo (‘uṣṣāb), se acusan grandes conocimientos sobre el pulso, se potencia la terapia vegetal, hay un dominio completo acerca de la interpretación de las orinas, la cizaña es utilizada como anestésico quirúrgico, se avanza en la cura radical de hernias y se perfecciona la colocación de dentaduras.  
                27 Ed. y trad. por Vázquez de Benito, C., Libro del cuidado de la salud durante las estaciones del año o “Libro de la Higiene” de Muḥammad b. ‘Abdallāh b. al-Jaṭīb, Salamanca, 1984.
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3. MÉDICOS ANDALUSÍES EMIGRANTES A TREMECÉN
Fez, Marraquech, Bugía y Tremecén se convierten en los polos de atracción intelectual y científica de los ulemas hispanomusulmanes de los siglos VII-IX/XIII-XV. De las decenas de ulemas, alfaquíes, muftíes, místicos y científicos de al-Andalus que estudiaron, trabajaron o pasaron una larga temporada en la ciudad argelina de Tremecén, hemos logrado hacer la siguiente lista, sin duda incompleta: tenemos al sufí al-Zāhid (m. 593/1197-8), al cadí al- Balawī, que estudió en esta ciudad hacia 766/1365, al alfaquí Abū l- Qāsim al-Bārŷī, al historiador Abū l-Ḥasan al-Bunnāhī, hacia 712/1313, al muftí Ibn ‘Abd al-Malik al-Marrākušī (m. 702/1303), al gramático Ibn Abī l-Daws al-Mursī (m. 551/1157), al jurista Abū Ŷa‘far b. Bāq (m. 537/1143), al alfaquí Ibn al-Adīb (m. 609/1213), a Abū Bakū b. Jaṭṭāb, al poeta Ibn Sufyān (m. 569/1174), a Sulaymān al-Nidrūmī (m. 625/1228), y al poeta Ibn Ṣumādih (m. 538/1144). En el capítulo de médicos, destacaremos los siguientes nombres: Abū ‘Abd Allāh Muḥammad b. Sahū al-Nidrūmī.28 Médico cordobés, nacido en el año 579/1184, conocido así porque vivió en la localidad de Nidrūma, cercana a Tremecén; estudió medicina en Sevilla con Averroes y estuvo al servicio de los califas almohades; es autor de un resumen de la obra de al-Gazālī. Abū Ŷa‘far al-Ḏahabī conocido por Ibn Ŷurŷ.29 Nació en Valencia, en el año 554/1159-60 y murió en la ciudad de Tremecén en el año 601/1205. Fue un destacado filósofo, médico y matemático, experto en adab, ciencias jurídicas y religiosas y poeta. Se trasladó a Córdoba,
                28 Fernández, F., La medicina árabe en España, Madrid, 1936, p. 104. 29 Forcada, M., “al-Ḏahabī, Abū Ŷa‘far”, en J. Lirola y J. M. Vílchez (eds.), Biblioteca de al-Andalus, Almería, 2002, I, pp. 150-152 e “Ibn Ŷurŷ al- Ḏahabī”, en J. Lirola y J. M. Vílchez (eds.), Biblioteca de al-Andalus, Almería, 2009, VI, pp. 172-175.
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en donde aprendió de los maestros de esta ciudad, posteriormente a Granada y, finalmente, a la corte almohade de Marraquech. Sus biógrafos lo retratan como un gran conocedor de las “ciencias de los antiguos”. En Marraquech fue médico del califa al-Manṣūr, cayendo en desgracia junto a Averroes, aunque, posteriormente, fue rehabilitado, logrando ser mizwār, profesor de los estudiantes de medicina. Visitó Tremecén, ciudad en la que, posteriormente moriría cuando formaba parte de una incursión militar almohade contra la región de Túnez. ‘Alī b. Mūsà Muḥammad b. Šalūṭ al-Balansī al-Šabārṭī.30 Nacido en Valencia, viajó para hacer la peregrinación a La Meca; a su regreso, pasó una temporada en Tremecén, con el fin de aprender de sus maestros, practicando allí la medicina de forma profesional; finalmente, regresa a Valencia, en donde fallece en el año 610/1213 o 1214. Abū l-Qāsim b. Sūda.31 Médico y poeta, que llegó a ser secretario del sultán meriní Abū Fāris. Nació en Granada y murió en la ciudad de Fez el año 806/1404. Perteneciente a una familia noble granadina, viajó, en busca de maestros a Tremecén en el año 753/1353. Posteriormente, el sultán meriní del momento, Abū ‘Inān, se lo llevó a Fez, siendo en el gobierno de su hijo, Abū Fāris, cuando Abū l-Qāsim llegó a la secretaría real. Muḥammad b. ‘Abd Allāh b. al-Jaṭīb.32 La personalidad de Ibn al- Jaṭīb llena por complete la última época del saber médico en al- Andalus. Fue un hombre polifacético: visir, literato, historiador y médico. Autor de grandes obras, como la Iḥāṭa, nació en Loja en el año 712/1313, se desplazó a Granada para completar sus estudios,
                30 Franco Sánchez, F., op. cit., p. 49. 31 Velázquez Basanta, F., “Ibn Sūda, Abū-l-Qāsim”, en J. Lirola y J. M. Vílchez (eds.), Biblioteca de al-Andalus, Almería, 2007, V, pp. 391-395. 32 Acerca de este famoso intelectual y médico granadino, véase nota 19.
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ciudad en la que llegó a ser visir bajo el sultán Muḥammad V, monarca que tuvo que exiliarse por las luchas intestinas de su reino y al que siguió Ibn al-Jaṭīb. Por motivos políticos, nuestro médico huye a Ceuta y, posteriormente, a Tremecén y a Fez. En esta ciudad escribe su mejor obra médica, el Kitāb a‘māl man ṭabba li-man ḥabba, siendo asesinado por sus enemigos políticos al acabar de redactar este tratado.  
4. VIDA Y OBRA DE MUḤAMMAD AL-ŠAQŪRĪ
Un ejemplo de familia de médicos lo tenemos en los Banū Šaqūrī, originarios de la localidad de Segura de la Sierra (Jaén). El abuelo, Abū Tammān Gālib al-Šaqūrī, que murió en el año 740/1340, estudió y trabajó en el hospital de El Cairo, siendo maestro de su nieto, Abū ‘Abd Allāh Muḥammad al-Šaqūrī. Las principales noticias sobre su vida provienen de su maestro y amigo Ibn al-Jaṭīb33 y su obra ha sido analizada y estudiada en Occidente por autores como R. Arié, H. P. J. Renaud, G. Sarton, L. Leclerc, A. Arjona, F. Franco Sánchez y C. Peña.34
                33 Ibn al-Jaṭīb, al-Iḥāṭa fī ajbār Garnāṭa, ed. M. ‘A. ‘Inān, El Cairo, 1979, III, pp. 76-79. 34 Renaud, H. P. J., “Un médecin du Royaume de Grenade: Muḥammad aš- Šaqūrī”, Hespéris, XXXIII (1946), pp. 31-64; Arié, R., “Un opuscule grenadin sur la Peste Noire de 1348: la Naṣīḥa de Muḥammad al-Šaqūrī”, Boletín de la Asociación Española de Orientalistas, III (1967) pp. 189-199; Leclerc, L., Histoire de la médecine arabe, París, 1876, II, pp. 185 y ss.; Sarton, G., Introduction to the History of Science, Baltimore, 1948, pp. 1721 y ss.; Franco Sánchez, F., op. cit., p. 48; Arjona, A., op. cit., pp.46-49; Peña, C. et al., “Corpus medicorum arabico-hispanorum”, Awrāq, IV (1981), pp. 79-111.
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Abū ‘Abd Allāh Muḥammad b. ‘Alī al-Lajmī al-Šaqūrī, nació en Segura de la Sierra, en el año 727/1326-7; no sabemos la fecha exacta de su muerte, pero sí sabemos que en el año 770/1369 vivía y trabajaba en la ciudad de Tremecén. Fue discípulo de su abuelo Abū Tammām, de Ibn al-Jaṭīb y de Ibn Huḏayl al-Tuŷībī. Es autor de tres obras: Kitāb Tuḥfat al-mutawassil wa-rāḥat al- muta’ammil, Maqāla fī l-ṭibb min ra’s al-insān ilà l-qadam y Maqāla fī l-awbi’a. Veamos cada una de ellas. Kitāb Tuḥfat al-mutawassil wa-rāḥat al-muta’ammil. Traducida como El libro regalo del que solicita una gracia por intercesión de otro y reposo del que espera ser escuchado. Sólo se han editado algunos fragmentos de esta obra por Jaṭṭabī.35 Fue escrito con motivo de la enfermedad del cadí granadino Abū l-Qāsim al-Ḥasanī y en el mismo transcribe textos de su abuelo Abū Tammām y de Avicena.36 La obra está dividida en tres partes. La primera parte está dedicada al estómago y a la dietética; prohíbe el abuso de comidas y bebidas, así como el consumo de alimentos pesados, basándose en el hadiz que dice “el estómago es la cámara del mal y la dieta el principio del tratamiento”. Las páginas dedicadas a la dieta son excelentes para conocer los hábitos alimenticios de al-Andalus en aquella época, en especial las comidas anómalas (como la ingestión de saltamontes, sapos, escarabajos o ratas), las clases y calidades de las aguas, los alimentos a base de cereales, las distintas clases de carnes y sus propiedad terapéuticas, el uso de las legumbres y vegetales. Aunque está en contra de los alimentos tóxicos reseñados anteriormente, cuenta el caso de una mujer de Almuñécar que comía carne de anguila y se quedó maravillado de que viviera sana y feliz.                 35 Jaṭṭābī, M. ‘A., al-Ṭibb wa-l-aṭibbā’ fī l-Andalus al-islāmiyya, Beirut, 1988, II, pp. 245-285. 36 Samsó, J., op. cit., p. 437.
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Asimismo recoge la anécdota de un santón que atendía a un enfermo de Málaga y no se contagiaba gracias a que comía sapos. En cuanto a las aguas, Muḥammad al-Šaqūrī aconseja aquellas que corren de este a oeste, ya que reciben el calor y la luz del sol mejor, afirmando que las aguas que corren frente al sol cuando se encuentra en lo más alto son las mejores; incluso afirma que las mejores aguas son las de los ríos Guadalviar (afluente del Ebro) y el Guadalquivir que corre de Este a Oeste, comparándolos con los ríos Tigris y Eúfrates. Bastantes páginas están dedicadas a los cereales panificables, tratando, en primer lugar, el trigo y la cantidad de preparaciones culinarias que se pueden hacer con el mismo (sémola, alcuzcuz, fideos, macarrones, etc.); a continuación, habla de la cebada y, posteriormente, del arroz, los garbanzos y las lentejas. Respecto a los alimentos de origen animal, prefiere los más digeribles, como los animales de caza con plumas (perdices, tórtolas, alondras, etc.), recomendándolas para el cólico miserere. Y en cuanto a las frutas, recomienda el limón dulce –al igual que Ibn al-Bayṭār y al-Tignarī-, la manzana amarga en casos de peste, el zumaque sirio, la manzana ciruela, la granada, el membrillo amargo, las peras, los dátiles, las uvas y los higos. La segunda parte está consagrada a la patología y tratamiento de lo que el autor llama al-maraḍ al-ishālī, “la enfermedad diarreica”. En primer lugar,  trata todos los flujos intestinales, agudos o crónicos, que sangran o no, así como las emisiones de sangre pura, clasificándolos según su origen: estómago, hígado e intestino. Su estudio en la tradición griega (Hipócrates, Galeno, Rufo) y árabe (Rāzī, Avicena e Ibn al-Jaṭīb). En cada uno de ellos estudia sus causas y recomienda una dieta y tratamiento, basándose en su experiencia personal. A continuación, tras  estudiar las causas de las hemorragias intestinales, acomete las que provienen de las venas cuyos orificios se han abierto, para tratar, por último las hemorroides y su similitud con
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los cánceres que causan melena, exponiendo el caso de un enfermo que tenía un tumor rectal y que, en un principio fue confundido con hemorroides. El tercer y último capítulo de esta obra lo dedica al régimen de vida de los viejos y que, en realidad, es un comentario del tratamiento de este tema de la Urŷūza de Avicena, prueba de la enorme popularidad que conoció esta obra en la Granada nazarí. Maqāla fī l-ṭibb min ra’s al-insān ilà l-qadam Traducida como Tratado de medicina desde la cabeza del hombre hasta los pies, escrita con un espíritu práctico de médico acostumbrado a la práctica médica. Renaud afirma37 que esta obra es la misma que se conoce como al-Muŷarrabāt fī l-ṭibb, que es un opúsculo cuya intención es tratar todas las enfermedades del hombres desde la cabeza a los pies, al estilo de la primera parte del Kitāb a‘māl man ṭabba li-man ḥabba38 (práctica de quien ejerce la medicina con aquellos a los que ama), con la indicación de los síntomas que permiten hacer el diagnóstico y la base del tratamiento. Maqāla fī l-awbi’a. Es también conocida como Taḥqīq al-nabā’ ‘an amr al-wabā’ (Información precisa acerca de la epidemia) y es uno de los cuatro libros conocidos que se escribieron en Granada con motivo de la epidemia de peste negra del año 748/1348, en donde los médicos de la época descartaron considerarla como un castigo divino o consecuencia de influjos astrológicos, para tratarla como una enfermedad con su respectivo tratamiento. En primer lugar, analiza la causa de la peste, considerando que podría ser una impureza del aire que, en las personas débiles, adquiere aspecto de enfermedad del aparato respiratorio. Después, expone la conducta a seguir en tiempos de epidemia: saneamiento de la atmósfera por medio de fumigaciones de incienso, mirra, agua de                 37 Renaud, H. P. J., “Un médecin du Royaume de Grenade…”, op. cit., p. 58. 38 Editado por Vázquez de Benito, C.; véase nota 27.
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rosas, sándalo alcanfor, etc.; saneamiento de las viviendas, debiéndose fumigar las casas en los muros de las terrazas y de las habitaciones, empleando para esto mirto, hojas de parra y hojas de caña de azúcar. En segundo lugar, habría que purificar el cuerpo; al-Šaqūrī, siguiendo a Galeno, prohíbe los baños públicos en tiempos de epidemia y en caso de fiebres. En la alimentación, se prohibirán los pasteles y salazones, siendo preferible el pan hecho de harina pura con sal y levadura pura amasada con agua, vinagre y remojado con agua. El consumo de carne era poco aconsejable por tratarse de un producto perecedero, siendo preferibles las aves de corral. Asimismo, era recomendable beber agua fría con algo de vinagre, estando permitido alimentarse con manzana amarga, zumaque sirio y zumo de limón, recomendándose en el tema de las hortalizas las lentejas y los calabacines. Por último, en tercer lugar, al-Šaqūrī critica la costumbre de comprar al mercader de especias, pues sólo el médico sabe recetar en función de la edad y el temperamento del enfermo, siendo el médico el que debe señalar las comidas y sus variaciones. Asimismo, critica las supersticiones de su época contra la epidemia, como llevar un jacinto en el dedo, colgarse un fragmento de colmillo de elefante al cuello, etc. De esta obra, Muḥammad al-Šaqūrī escribió un resumen, muy popular en su época, titulado al-Naṣīḥa (“el buen consejo”), que ha sido estudiado y editado por R. Arié y L. Alcanyís.39
                39 Arié, R., “Un opuscule grenadin sur la Peste Noire de 1348…”, op. cit., pp. 189-199; Alcanyís, L., Régimen preservativo y curativo de la pestilencia, Barcelona, 2008.

JUANA VICO FERNÁNDEZ Y RAMÓN LÓPEZ MORENO, VECINOS DE HUELMA EN LA C/ BARRANCO HOY RÍO GUADALQUIVIR:

                                                                                     Fotografía gentileza de Miguel Angel López Vico

sábado, 22 de marzo de 2014

NIÑAS Y NIÑOS EN LA FUENTE DE LAS PALOMAS, HUELMA AÑOS 70:

                                                                                       Fotografía gentileza de Miguel Angel López Vico

miércoles, 19 de marzo de 2014

MARÍA MANUELA VICO BAYONA, HUELMA 1930:

                                                                           Fotografía gentileza de Ana Mª López Vico

viernes, 14 de marzo de 2014

MUJERES HUELMENSES EN LA ACEITUNA, HUELMA FINALES DE LOS AÑOS 70:

                                                                                              Fotografía gentileza de Ana Mª Lòpez Vico

lunes, 10 de marzo de 2014

HUELMA FEBRERO DE 1994, SALIDA DE LA VUELTA A ANDALUCÍA:

En esta fotografía se pueden ver a los profesionales de TVE entrevistando a un ciclista en el control de salida, en esta etapa de salida en Huelma y llegada en El Ejido, corrió el gran Miguel Induráin, que antes de la salida se paseo por las calles de Huelma.
Fotografía de Angel del Moral.

jueves, 6 de marzo de 2014

CRISTÓBAL VILLANUEVA Y MARÍA DEL MORAL, HUELMA 2 DE ABRIL 1960:

                                                Fotografía gentileza de Antonio Villanueva del Moral

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